Sunday, April 10, 2005

Translation:

I was born like a bird without its wings, condemned to an abysm that even the strongest of beings would not withstand. When I take my last breath, who’s to bring a flower to my tomb? Am I to die as I live, devoid of joy and love? Who — devoured by sorrow — will shed tears on my burial plot? I’m not loved while I’m alive, so who’s to love me when I die?

I don’t ask for much. In fact, I beg for anything but a solemn funeral. Avoid the wailing and the black garments. Furthermore, avoid sculpting me a marble tombstone bearing an epitaph that overestimates my doings in life.

Instead, I desire a single tear and a subtle sigh. A tear conceived in the chest and shed by the eyes of a friend who’s truly sincere. A sigh subtly exhaled by the one woman who’ll be genuinely afflicted over my death. Aside from that, I simply want a small burial plot, a humble cross, and a brief remembrance.

Never before held back neither by chains nor tears, today I seek peace and quiet. Once a hummingbird that had at its disposal the most beautiful of flowers, I now crave nothing but your eyes, your arms, and your lovingness. Forgive me for having taken too long to come to my senses. Forgive this wanderer who’s finally ready to settle down and offer you his heart. Let’s love one another with the devotion that I failed to make mutual in the past.

And when I die, I want neither somberness nor wails of sorrow. I want nothing but tranquility. If someone’s to be afflicted by my death, let it be you, the one woman I truly loved. If you still remember me by then, shed a tear on my death plot, and follow it with a prayer, but as you leave the cemetery, in God’s name, I plead that you forget I ever existed.

El Andariego (Blanco y Negro)
MP3: Listen/Escuchar [Off]

Nací condenado al precipicio
donde se pierden las humanas galas.
Soy sin duda autómata del vicio,
y su destino fatal ave sin ala.

Quien cuando me muera
llevará a mi sepulcro una flor,
o si he de morir como vivo,
sin ventura y sin amor.

Quien dolorido a mi tumba
irá su llanto a verter.
Si vivo nadie me ha querido,
muerto quien me ha de querer.

Y cuando yo haya muerto,
no me lloren a gritos;
no se vistan de negro,
ni me alumbren con cirios;
ni sometan a fúnebres honras mi frígido cuerpo;
ni tampoco me esculpan en mármol
epitafios que yo no merezco.

Yo quiero sólo una lágrima
que nacida en el pecho
humedezca los ojos
de un amigo sincero.

Y que brote un suspiro
más liviano que el céfiro
de alguna que se duele en secreto
y después un pedazo de tierra, una cruz
y por Dios, un recuerdo.

Yo que fui del amor ave de paso;
yo que fui mariposa de mil flores;
hoy siento la nostalgia de tus brazos,
de aquellos tus ojazos,
de aquellos tus amores.

Ni cadenas ni lágrimas me ataron
más hoy quiero la calma y el sosiego.
Perdona mi tardanza, te lo ruego.
Perdona al andariego
que hoy te ofrece el corazón.

Hay ausencias que triunfan
y la nuestra triunfó.
Amémonos ahora con la paz
que en otro tiempo nos faltó.

Y cuando yo me muera
ni luz ni llanto
ni luto ni nada más.
Ahí junto a mi cruz
yo sólo quiero paz.

Sólo tú, corazón,
si recuerdas mi amor
una lágrima llévame por última vez
y en silencio dirás una plegaria;
y por Dios, olvídame después.

Que no me vengan a ver
que mi muerte solo mía.
No quiero caras de luto
ni subsuelo de alegría.

No quiero angustias ni nervios
que tienen visos de prisa.
Quiero una muerte cabal;
quiero una muerte vivida.

Posted by at 11:42 am [Permalink]

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